COLOMBIA: El biodiesel de la palma
aceitera
06-03-07, Por Tatiana
Roa Avendaño *
El mundo occidental, en especial los
países del norte, se rindió a la adicción por los energéticos provenientes de
los fósiles. Ese rumbo ha provocado algo que hoy ya nadie pone en duda: el
cambio climático. Muchas soluciones se han propuesto para enfrentarlo, pero la
mayoría de ellas deja que siga con fuerza la carrera suicida de la humanidad.
El mundo occidental, en especial los
países del norte, se rindió a la adicción por los energéticos provenientes de
los fósiles. Ese rumbo ha provocado algo que hoy ya nadie pone en duda: el
cambio climático. Muchas soluciones se han propuesto para enfrentarlo, pero la
mayoría de ellas deja que siga con fuerza la carrera suicida de la humanidad.
Los megaproyectos de biocombustibles son
unas de las propuestas de solución. ¿Acaso quienes los presentaron como alternativa
midieron las consecuencias que podría tener su creación en importantes
ecosistemas, pueblos y culturas? Este artículo delimita en primer lugar los
pasos dados para abrir campo a estos proyectos y se centra especialmente en las
implicaciones que ha tenido la siembra de la palma africana, de la que se
deriva uno de los biocombustibles que se proyecta producir.
Los biocombustibles tienen su historia. De
manera rápida, diremos que durante la crisis energética de 1973, Brasil
reconvirtió parte de sus ingenios azucareros, para producir etanol y se
convirtió en su primera potencia exportadora. Hoy Colombia quiere seguir su
ejemplo y convertirse en potencia productora, particularmente de bioetanol y
biodiesel.
Empiezan las leyes:
En 2001, se expidió la ley 693, que está
articulada a la ley 939 de 2004, con lo que se abrió el camino a la producción
de biocombustibles. La ley 693 estipula que la gasolina colombiana deberá tener
10 por ciento de etanol en 2009 y que en un periodo entre 15 y 20 años deberá alcanzar
gradualmente una proporción del 25 por ciento. Mientras que la ley 939 de 2004,
estimula la producción y comercialización de biodiesel en motores diesel, con
un 5% de porcentaje.
Desde finales de 2005, la producción de
los ingenios azucareros Cauca, Providencia, Manuelita y Mayagüez (todos
localizados en el departamento del Valle del Cauca), además del ingenio
Risaralda, es cercana a un millón de litros diarios de bioetanol, destinados a
satisfacer la demanda del Occidente del país y la Sabana de Bogotá. Aún más, se
habla del montaje de otras 27 plantas, esparcidas en 17 departamentos del país,
para extender la mezcla del 10% con la gasolina al todo el territorio
colombiano. De acuerdo con las proyecciones de la Federación Nacional de
Combustibles, para 2010 se podría duplicar el consumo interno con sólo elevar
el porcentaje de la mezcla al 15%. Colombia, para entonces, tendrá una
capacidad de exportación cifrada en 2.300.000 litros diarios de etanol.
La palma para el biodiesel
Una legislación similar a la referida en
párrafos anteriores se prepara en relación con el biodiesel, derivado de la
palma africana. De esta planta se tiene ya un derivado con fines alimentarios,
que es lo que más se conoce de ella hasta hoy: un aceite del que se producen 600
mil toneladas. Pero en realidad es el biodiesel el que nos interesa en este
artículo.
Antes de mencionar cifras, es importante
decir que los grandes beneficiarios de las legislaciones del bioetanol y la que
se prepara para el biodiesel son precisamente los agroindustriales de la caña
de azúcar del Valle del Cauca, departamento situado en el Occidente del país,
cuyos ingenios se mencionaron al hablar del etanol, y en el caso del biodiesel
los agroindustriales de la palma.
Ahora bien, ¿el consumo del diesel en el
país para el transporte automotor crece a una tasa mayor que la del consumo de
gasolina? supera la capacidad de refinación de Ecopetrol
(la empresa nacional petrolera), de manera que el país importa el 5% del
consumo interno de diesel. Se abre así una oportunidad para los
agroindustriales de la palma africana, que han incrementado año a año las
extensiones de sus cultivos.
Crecimiento y mercado:
En Colombia, la expansión de este cultivo
ha mantenido un crecimiento sostenido. A mediados de la década del 60 existían
18 mil hectáreas en producción. En 2003, había más de 188 mil hectáreas y
actualmente hay sembradas alrededor de 300 mil. Además, se están montando siete
plantas en diferentes regiones palmeras del país, que tienen un costo aproximado
de 100 millones de dólares. Según el gremio colombiano de los palmeros, Fedepalma, desde el año 2001 Colombia era el principal
productor de aceite de palma en América y el cuarto a nivel mundial, luego de
Indonesia, Malasia y Nigeria. Del total de la producción de aceite, el 35% se
exporta.
No obstante, varios estudios económicos
consideran muy inciertos los mercados internacionales de la palma de aceite[1]. Sin embargo, los proyectos agroindustriales de
palma han sido una prioridad para el actual gobierno y se impulsan
principalmente en regiones como el Pacífico colombiano, las llanuras del
oriente y la región Caribe[2]. La meta es alcanzar en
unos años el millón de hectáreas.
Lo que hay más allá:
Estudiosos de este desarrollo
agroindustrial han denunciado que estos cultivos se han utilizado para el
lavado de dinero del narcotráfico y como mecanismo de los paramilitares para
desplazar de manera forzada a la población, pues su propósito es apropiarse de
importantes y ricas regiones. Su estrategia ha consistido en desplazar a la
gente y una vez abandonadas las tierras, las ocupan las empresas palmicultoras. Jiguamiandó y Curvaradó, municipios del Pacífico, son ejemplos
estruendosos de esa estrategia: la empresa Urapalma
ocupó de manera ilegal esos territorios afrocolombianos.
Estas comunidades del Chocó recibieron la
titulación de sus tierras en noviembre de 2000, luego de años de reiteradas
violaciones a sus derechos humanos[3], nueve años
después de que la Constitución Nacional reconociera los derechos territoriales
de comunidades negras e indígenas. La titulación se recibió en momentos en que
las comunidades estaban desplazadas. Al retornar, encontraron su territorio
ocupado con cultivos de palma. Comenzó entonces un largo proceso jurídico y de
denuncia de su parte para recuperar sus territorios, teñido de grandes
irregularidades para favorecer las empresas de la palma aceitera.
Réplicas en el sur:
Algo similar sucede en la región de Tumaco
(al sur de Colombia, en los límites con el vecino país del Ecuador). Las
comunidades han vivido también el desplazamiento forzado y las amenazas y, es
así como las empresas o el propio Estado propone a los miembros de los consejos
comunitarios como alternativa para permanecer en su territorio convertirse en
“empresarios del sector rural”.
Dicho de otra manera, se los fuerza a
involucrarse en las alianzas o cadenas productivas con empresarios de la palma.
De esta manera, los territorios que antes eran selvas húmedas se han ido
convirtiendo en monocultivos de palma, de modo que se despoja a las comunidades
negras de su cultura y de su territorio y se destruyen regiones que son de las
más diversas del Planeta.
En el pasado junio, el presidente Uribe
expresó en el Congreso de Fedepalma, en
Villavicencio lo siguiente:
[…] Rogaría que haga […] [el ministro de
Agricultura] una cuarentena de los empresarios de Tumaco y los compatriotas
afrodescendientes y no los deje levantar de la oficina, donde los encierre
hasta que lleguen a un acuerdo. Tiene que ser así… Enciérrelos allí y entonces
propóngales como case [sic], que el Estado aporta, que lleguen ellos a unos acuerdos
sobre uso de esas tierras y el gobierno aporta recursos de capital de riesgo. Y
propóngales una fecha y les dice: señores, nos declaramos en cónclave y de aquí
no salimos hasta que tengamos un acuerdo […] Porque aquí hay que reconocer lo
bueno y lo malo, en este Meta y en el Casanare y en lo que empieza a dar en el
Guaviare, unos crecimientos formidables de palma, en Tumaco, no. Y Tumaco que
tiene la carretera, váyanse un poquito al norte, esa área del Guapi, El Charco con excelentes condiciones y sin una mata
de palma y llena de coca que tenemos que erradicar[…].
Estas declaraciones generaron la ira de
las comunidades negras que respondieron con fuerza al presidente de la
República:
Si esta palma aceitera señor presidente es
su megaproyecto piloto, en nuestros territorios étnicos no lo es. Peor aún: si
lo fuese, conllevaría a gravísimos daños ambientales, sociales y culturales.
Esto lo afirmamos con base en lo que hemos vivenciado con este monocultivo
desde fines de la década del sesenta hasta el presente, o sea desde hace más de
treinta y cinco años, padeciendo los impactos de más de veinte mil hectáreas de
siembra forzosa de esta “Plantación adentro camará”,
pues incluso, sigue expandiéndose de manera violenta en nuestros territorios
colectivos [4].
Los empresarios de la palma y los
promotores de esas empresas tienen ahora con las propuestas de producción de
biodiesel nuevos motivos para seguir creciendo. Y sin embargo, las historias de
las plantaciones son dolorosas. Están manchadas de la sangre y las lágrimas de
las comunidades negras y campesinas del Pacífico, del Magdalena Medio, del
Caribe colombiano. Es la historia silenciosa de los bosques desaparecidos para
transformarse en plantación. Es la historia de las culturas ancestrales
transformadas en proletariados palmícolas. Son esas
voces las que reclaman detener la destrucción que nos proponen los defensores
del biodiesel. www.ecoportal.net
* Tatiana Roa Avendaño es miembro de Censat Agua Viva- Centro Nacional de Salud, Ambiente y
Trabajo -Bogotá, Colombia
www.censat.org
Fuentes:
Defensoría del Pueblo. Resolución Defensorial. N° 39 de 2005
El Espectador. “Ley de tierras podría
prestarse al lavado de activos”, octubre 21 de 2006.
Gestión del Instituto Colombiano de
Desarrollo Rural – Incoder”, agosto de 2006.
Salinas, Yamile,
los vericuetos de la palma aceitera, Abdala Friday, Nov. 10, 2006
Procuraduría General de la Nación.
“Análisis de la ejecución de la Reforma Agraria y la Gestión del Instituto
Colombiano de Desarrollo Rural – Incoder”, agosto de
2006.
Webs visitadas:
Revista Semillas, www.semillas.org.co
Fedepalma. www.fedepalma.org
[1] La producción mundial se incrementa
día a día y los precios siguen bajos
[2] Las características edafoclimáticas de esas regiones son óptimas para el
desarrollo de estos cultivos
[3] …Violación
de los derechos humanos, económicos, sociales y culturales, con serias
limitaciones para el ingreso de combustibles y medicinas. A esto se suma la
desaparición de la casi totalidad de los poblados y caseríos tradicionales a
causa de las siembras con palma de aceite, abandonos, destrucción de sus
viviendas…..y la desaparición de los caminos que impiden la comunicación entre
las comunidades, lo que ha desarticulado el tejido social. (Grupo Semillas,
revista número 24) Desplazamientos forzados por parte de grupos armados
(Defensoría del pueblo, 2005).
[4] Carta al
presidente de la república de las autoridades étnico territoriales y
representantes legales de los Consejos Comunitarios de Comunidades Negras del
territorio étnico del Kurrulao (Pacífico sur
colombiano)